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Cuando el sarcoma —un tipo de cáncer poco común que se origina en los huesos y en los tejidos blandos— puso en riesgo la salud de Zulema Arroyo Farley, ella tenía 41 años, una vida que disfrutaba al máximo y muchos deseos por cumplir.
Hoy, diez años más tarde, su vida ha cambiado por completo. No obstante, se considera una luchadora, pues la vida le enseñó que es más fuerte de lo que pensaba y conserva ese anhelo de vivir cada día a plenitud. Además, se ha propuesto ayudar a otros a través de su ejemplo y desarrollar el don de médium psíquica que por años ignoró, y que ahora utiliza al servicio de quienes llegan a ella en busca de una consulta espiritual.
En febrero de este año, Arroyo Farley celebró diez años sin evidencia de enfermedad, una meta que muchos pacientes con sarcoma sueñan alcanzar, pero que pocos logran. Su historia no es solo una de supervivencia, sino también de propósito, transformación y activismo.
“Cada vez que veo una historia de sarcoma me llega al corazón, porque entiendo lo que pasan”, confesó la autora del libro “So Much More”.
Lo que comenzó como un procedimiento de histerectomía por fibromas encerraba un problema mucho mayor: la existencia de sarcoma. El procedimiento para extirpar sus órganos reproductivos fue seguido por un sangrado persistente que sus médicos no supieron —o no quisieron— explicar.
“A los tres meses de la histerectomía, seguía sangrando. Les pedí evidencia de que me habían hecho la resonancia magnética, y me dijeron que lo achacara a otra cosa”, recordó.
Fue durante un viaje a Londres con su esposo cuando Arroyo Farley sintió que algo no estaba bien. El sangrado continuaba, pero el sistema de salud británico no permitió que le hicieran estudios más exhaustivos. Por eso, al regresar a su hogar en Nueva York, al notar una protuberancia entre el muslo y el área peritoneal, supo que debía buscar ayuda de emergencia.
“Soy de las ganadoras porque el tumor salió de mi cuerpo y lo pude sentir”, afirmó.
Esa capacidad de escuchar a su cuerpo fue esencial. Cuando visitó a su ginecóloga, esta se dio cuenta rápidamente de que algo andaba mal. Tras efectuarse estudios, descubrieron que lo que parecía un fibroma era, en realidad, un sarcoma de tejido blando, uno de los tipos más difíciles de diagnosticar y tratar.
Los médicos que la atendieron descubrieron que, en una resonancia previa a su cirugía, ya se evidenciaba el tumor.
“Me dijeron que el MRI que me hicieron tres días antes de la histerectomía lo mostraba… y no me lo dijeron”, relató con incredulidad.
Su primer oncólogo no era especialista en sarcomas y, aunque le recomendó una cirugía urgente, los márgenes de extracción fueron positivos —es decir, el cáncer no se removió completamente.
“Un ángel apareció en mi vida. Ella había tenido sarcoma años antes. Por ella me entero de que el centro de excelencia para el cáncer es el MD Anderson Cancer Center en Houston”, recordó.
En ese centro, ubicado en el estado de Texas, conoció a la doctora Keila Torres, una puertorriqueña que lidera el laboratorio de investigación en sarcoma de tejido blando y quien más tarde se convertiría en su oncóloga.
La rareza de este tipo de cáncer hace que sea difícil de detectar y tratar. “El sarcoma representa solo el 1 % de todos los cánceres en adultos”, explicó Zulema.
Ese dato contribuye a la dificultad de su diagnóstico y tratamiento, ya que no existen suficientes incentivos económicos para financiar estudios ni para desarrollar quimioterapias específicas.
“Eso nos deja a los pacientes con sarcoma con pocas opciones”, apuntó.
Además, el sarcoma suele desarrollarse en silencio y, cuando hace metástasis —algo que ocurre en casi el 50 % de los casos colorrectales—, las probabilidades de éxito se reducen drásticamente.
“Muchos comienzan como una protuberancia indolora, como en mi caso, lo que dificulta la detección temprana”, comentó.
A este panorama se le suma una realidad dolorosa: Puerto Rico no cuenta con especialistas dedicados exclusivamente al sarcoma.
“Por eso, siempre digo que ojalá pudiera pagarle a todo el mundo para que se atienda en MD Anderson. Eso hace una diferencia inmensa”, agregó.
Además de ser sobreviviente de sarcoma, Arroyo Farley también vive con artritis reumatoide, tiroiditis de Hashimoto y retinopatía autoinmune. Para sobrellevar este cuadro médico, la médium psíquica ha optado por mantener una rutina centrada en su bienestar, con tratamientos biológicos intravenosos, una dieta estricta, meditación y ejercicio.
“No puedo comer nada crudo, ni toronja. No puedo tener una vida normal, pero sí una vida consciente. Durante la primavera y el otoño, mi esposo (que también está inmunocomprometido) y yo caminamos entre 30 y 40 millas semanales en Central Park”, detalló.
Entre los cambios más drásticos, destacó la remoción de sus implantes mamarios.“Tenía enfermedad por implantes. Una vez me los quité en 2021, fue una transformación total. Perdí 55 libras. Fue una de las mejores decisiones de mi vida”, recordó.
También transformó por completo su entorno. Arroyo Farley dedica tiempo diario a la meditación, pues considera que “meditar es como tomar agua. No hay día que no lo haga”. Además, solo consume agua Hallstein, utiliza luces rojas en su hogar para mantener el equilibrio circadiano y ha sustituido medicamentos convencionales por suplementos [dietéticos]. Siempre lleva consigo cristales que le brindan claridad y protección.
Aunque recuerda haber sentido que tenía un don, no fue hasta los 45 años que Arroyo Farley lo aceptó y, desde entonces, se desarrolla como médium psíquica.
“Pensaba que la ansiedad que tenía desde niña era por otra cosa, pero entendí que era porque no aceptaba mi don”.
Tiempo después de batallar contra el cáncer, decidió escribir su libro, y una serie de coincidencias la llevó hasta una editora que trabajaba con una médium reconocida en Estados Unidos. Tras conocerla, la animó a desarrollar su capacidad.
Desde entonces, ha realizado más de 4,000 lecturas y tiene registrados más de 65,000 mensajes de personas que la siguen. Ha viajado por todo Estados Unidos, México y Puerto Rico compartiendo su don, y lo considera parte de su propósito de vida.
“Esperé 45 años para finalmente vivir lo que quiero y lo que soy. Pido salud, y tengo un esposo que me quiere, me adora y me ama”, comentó con alegría.
En 2016, la revista People en Español reconoció a Zulema como una de las ‘25 Mujeres Más Poderosas’ por su incansable activismo. Desde entonces, ha utilizado todas las plataformas a su disposición —libros, entrevistas, redes sociales, sesiones privadas— para educar y alertar sobre el sarcoma y las enfermedades autoinmunes.
“Siento que todo lo que he pasado me ha llevado a algo más grande. Fue un nuevo comienzo: dejar atrás personas tóxicas, vivir bajo mis propios términos. He evolucionado”, aseguró.
Cumplir diez años sin evidencia de enfermedad no es solo un logro personal. Es una victoria para toda una comunidad de pacientes que viven al margen de la atención médica y mediática. El pasado mes de febrero, Arroyo Farley no celebró con fiestas grandiosas. Su celebración fue íntima, silenciosa, pero profundamente significativa. Todavía está a la espera de otros exámenes que se le realizarán en septiembre de este año.
“Vivir con sarcoma me enseñó a ver y disfrutar la vida de otra manera. Para muchos, es un wake-up call. Para mí, fue un renacer”, enfatizó.
El sarcoma es un tipo de cáncer que puede ocurrir en distintas partes del cuerpo, según informa la Clínica Mayo a través de su portal de internet.
Bajo el término sarcoma se agrupan más de medio centenar de cánceres que se originan en los huesos y en los tejidos blandos del cuerpo. “El sarcoma de tejido blando se forma en los tejidos que conectan, sostienen y recubren otras estructuras del cuerpo. Comprenden los músculos, la grasa, los vasos sanguíneos, los nervios, los tendones y el revestimiento de las articulaciones”, destaca la página web de la Clínica Mayo.
Aunque no está claro cuáles son las causas de la mayoría de los sarcomas, en general se forma cuando ocurren cambios (mutaciones) en el ADN dentro de las células.
Los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer sarcoma comprenden síndromes heredados, radioterapia contra el cáncer, inflamación crónica (linfedema), exposición a ciertas sustancias químicas (como algunos productos químicos industriales y herbicidas) o exposición al herpesvirus humano 8.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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